sábado, 31 de marzo de 2012

SÉ UN HÉROE, dona tu sangre...

 


Nadie es tan pobre que no tenga nada para dar, ni tan rico que no necesite nada que recibir.  El dar y el recibir son dos verbos que se conjugan con el corazón. Es el corazón el órgano que se ocupa de bombear la sangre, elemento imprescindible para la existencia.  Es entonces que de nuestro corazón y de todos aquellos que tengan un corazón sensible y solidario, se protegerá y se mantendrá la vida.  La sangre no se compra ni se vende. Donar sangre es un gesto de buena voluntad, de amor, de fraternidad sin límites. Nuestra sangre auxiliará,  sin importar quien la precise, estará a disposición de todos y hasta de nosotros mismos o de nuestros familiares y amigos si eventualmente la necesitaren. Por ello es necesario concientizar sobre la importancia de este compromiso moral que complacerá a Dios y compensará con creces nuestro espíritu. Donar sangre es preservar la supervivencia. Seamos donantes de sangre con una firme vocación de servicio y protección de la vida… J.Y.

 

Donante de sangre.  Pictograma

Hospital de Clínicas - Universidad de Buenos Aires

www.hospitaldeclinicas.uba.ar/

                          Cuando una persona pierde sangre en gran cantidad por un accidente o una operación, o tiene problemas de salud, puede que sea necesario que reciba una transfusión de sangre. Sin embargo, dado que la sangre humana es una sustancia que actualmente no se puede sintetizar, es necesario extraerla de otra persona, es decir, un donante de sangre.

Pocos países en el mundo tienen organizado un sistema público de donación de sangre, entre los cuales estánArgentinaEspañaUruguay y Costa Rica. En estos países está prohibida la compraventa de sangre, que se considera un recurso público únicamente destinable a instituciones sanitarias para el tratamiento de pacientes y cuya donación es totalmente voluntaria.

En los países en que no existe tal sistema, la donación es realizada por familiares, o se paga para encontrar un donante. Cabe destacar que se considera que una de las ventajas del donante voluntario es que en general representará un riesgo menor de estar contaminado.

El 14 de junio de cada año se ha convenido celebrar el Día Mundial del Donante de Sangre, como una manera de agradecer su donación desinteresada de sangre.

 

 

Cómo donar sangre

 

Todas la ciudades del mundo disponen de un banco de sangre.  Funcionan en hospitales, centros de salud y están a disposición de quien la necesite.

 

Para donar sangre concurra a cualquiera de ellos y también si vive en Buenos Aires o en sus cercanías,  a Hemoterapia (3º piso) de lunes a viernes 7.30 a 12.30 horas y los sábados de 8 a 12 horas, del Hospital de Clínicas, José de San Martín, Av. Córdoba 2351, Buenos Aires, Argentina.

 

 

 

Requisitos:

 

Edad: entre 18 y 65 años. Llevar DNI.

 

Peso: mayor a 50 kg.

 

 

 

Recomendaciones generales:

 

 

 

-No es necesario ayuno absoluto. Puede café, mate, te, jugo de frutas, bebidas sin alcohol, gaseosas azucaradas o edulcoradas antes de la extracción.

 

-También, puede ingerir algunos alimentos como pan, tostadas, mermeladas y fruta.

 

-Evite ingerir alimentos con grasas como crema, leche, aceite, fiambres, etc. en las cinco horas previas a la extracción.

 

-Si se hizo tatuajes, perforación de orejas (u otra zona corporal) y acupuntura, debe esperar un año para poder donar sangre.

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domingo, 11 de marzo de 2012

El zapallo que se hizo cosmos

 Macedonio Fernández          Serie Macedonio Fernández en pequeñas dosis

Macedonio Fernández, según Afredo Sabat
                                     Érase un zapallo* creciendo solitario en ricas tierras del Chaco. Favorecido por una zona excepcional que le daba de todo, criado con libertad y sin remedios fue desarrollándose con el agua natural y la luz solar en condiciones óptimas, como una verdadera esperanza de la Vida. Su historia íntima nos cuenta que iba alimentándose a expensas de las plantas más débiles de su contorno, darwinianamente; siento tener que decirlo, haciéndolo antipático. 

Pero la historia externa es la que nos interesa, ésa que sólo podrían relatar los azorados habitantes del Chaco que iban a verse envueltos en la pulpa zapallar, absorbidos por sus poderosos raíces. 
La primera noticia que se tuvo de su existencia fue la de los sonoros crujidos del simple natural crecimiento. Los primeros colonos que lo vieron habrían de espantarse, pues ya entonces pesaría varias toneladas y aumentaba de volumen instante a instante. Ya medía una legua de diámetro cuando llegaron los primeros hacheros mandados por las autoridades para seccionarle el tronco, ya de doscientos metros de circunferencia; los obreros desistían más que por la fatiga de la labor por los ruidos espeluznantes de ciertos movimientos de equilibración, impuestos por la inestabilidad de su volumen que crecía por saltos. 
Cundía el pavor. Es imposible ahora aproximársele, porque se hace el vacío en su entorno, mientras las raíces imposibles de cortar siguen creciendo. En la desesperación de vérselo venir encima, se piensa en sujetarlo con cables. En vano. Comienza a divisarse desde Montevideo, desde donde se divisa pronto lo irregular nuestro, como nosotros desde aquí observamos lo inestable de Europa. Ya se apresta a saberse el Río de la Plata. 
Como no hay tiempo de reunir una conferencia panamericana -Ginebra y las cancillerías europeas están advertidas-, cada uno discurre y propone lo eficaz. ¿Lucha, conciliación, suscitación de un sentimiento piadoso en el Zapallo, súplica, armisticio? Se piensa en hacer crecer otro zapallo en el Japón, mimándolo para apresurar al máximo su prosperación, hasta que se encuentren y se entredestryan, sin que, empero, ninguno sobrezapalle al otro. ¿Y el ejército? 
Opiniones de los científicos; qué pensaron los niños, encantados seguramente; emociones de las señoras; indignación de un procurador, entusiasmo de un agrimensor y de un toma-medidas de sastrería; indumentaria para el Zapallo; una cocinera que se le planta delante y lo examina, retirándose una legua por día; un serrucho que siente su nada. ¿Y Einstein?; frente a la facultad de medicina alguien que insinúa: ¿purgarlo? Todas estas primeras chanzas habían cesado. Llegaba demasiado urgente el momento en que lo que más convenía era mudarse adentro. Bastante ridículo y humillante es el meterse en él con precipitación, aunque se olvide el reloj o el sombrero en alguna parte y apagando previamente el cigarrillo, porque ya no va quedando mundo fuera del zapallo. 
A medida que crece es más rápido su ritmo de dilación; no bien es una cosa ya es otra; no ha alcanzado la figura de un buque que ya parece una isla. Sus poros ya tienen cinco metros de diámetro, ya veinte, ya cincuenta. Parece presentir que todavía el cosmos podría producir un cataclismo para perderlo, un maremoto o una hendidura de América. ¿No preferirá, por amor propio, estallar, astillarse, antes de ser metido dentro de un Zapallo? Para verlo crecer volamos en avión; es una cordillera flotando sobre el mar. Los hombres son absorbidos como moscas; los coreanos, en la antípoda, se santiguan y saben su suerte es cuestión de horas. 
El Cosmos desata, en el paroxismo, el combate final. Despeña formidables tempestades, radiaciones insospechadas, temblores de tierra, quizá reservados desde su origen por si tuviera que luchar con otro mundo. 
"¡Cuidaos de toda célula que ande cerca de vosotros! ¡Basta que una de ellas encuentre su todocomodidad de vivir!! ¿Por qué no se nos advirtió? El alma de cada célula dice despacito: "yo quiero apoderarme de todo el ‘stock’, de toda la ‘existencia en plaza’ de Materia, llenar el espacio, y, tal vez, los espacios siderales; yo puedo ser el Individuo-Universo, la Persona Inmortal del Mundo, el latido único". Nosotros no la escuchamos ¡y nos hallamos en la inminencia de un Mundo de Zapallo, con los hombres, las ciudades y las almas dentro! 
¿Que puede herirlo ya? Es cuestión de que el Zapallo se sirva sus últimos apetitos para su sosiego final. Apenas le faltan Australia y Polinesia. 
Perros que no vivían más que quince años, zapallos que apenas resistían uno y hombres que raramente llegaban a los cien… ¡Así es la sorpresa! Decíamos: es un monstruo que no puede durar. Y aquí nos tenéis adentro. ¿Nacer y morir para nacer y morir…?, se habrá dicho el Zapallo: ¡oh, ya no! El escorpión, cuando se siente inhábil o en inferioridad se pica a sí mismo y se aniquila, parte al instante al depósito de la vida escorpiónica para su nueva esperanza de perduración; se envenena sólo para que le den vida nueva. ¿Por qué no configurar el Escorpión, el Pino, la Lombriz, el Hombre, la Cigüeña, el Ruiseñor, la Hiedra, inmortales? Y por sobre todos el Zapallo, Personación del Cosmos, con los jugadores de póker viendo tranquilamente y alternando los enamorados, todo en el espacio diáfano y unitario del Zapallo. 
Practicamos sinceramente la Metafísica Cucurbitácea. Nos convencimos de que, dada la relatividad de las magnitudes todas, nadie de nosotros sabrá nunca si vive o no dentro de un zapallo y hasta dentro de un ataúd y si no seremos células del Plasma Inmortal. Tenía que suceder: Totalidad todo Interna, Limitada, Inmóvil (sin Traslación), sin Relación, por ello sin Muerte. 
Parece que en estos últimos momentos, según coincidencia de signos, el Zapallo se alista para conquistar no ya la pobre Tierra, sino la Creación. Al parecer, prepara su desafío contra la Vía Láctea. Días más, y el Zapallo será el ser, la realidad y su Cáscara. 
(El Zapallo me ha permitido que para vosotros -querdios cofrades de la Zapallería- yo escriba mal y pobre su leyenda y su historia. 
Vivimos en ese mundo que todos sabíamos, pero todo en cáscara ahora, con relaciones sólo internas y, así, sin muerte. 
Esto es mejor que antes. 



(*)  Calabaza, auyama.