domingo, 28 de noviembre de 2010

ILLIA EN PIJAMAS

Argentina despierta..!!!


                                                                       Serie: ¿Por qué será que siempre nos va mal?


Arturo Humberto Illia, (1900-1983) Presidente argentino entre el 12 de octubre de 1963 y el 28 de junio de 1966,
en que fuera derrocado por un golpe militar

Que nos pasa a los argentinos que nos encandilaron siempre  los líderes populistas con  pies de cartón y llenos de inconfesables ambiciones. Despreciamos lo valioso y nos quedamos con la escoria. Parece ser cierto el conocido axioma que nos dice: Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen...  

Illia en pijamas

Por Alfredo Leuco (Columna radial 15/11/10)
Illia cundo asumió la Presidencia
    El sábado, en su glorioso recital, Jairo contó una vivencia estremecedora de su Cruz del Eje natal. Una madrugada su hermanita no paraba de temblar mientras se iba poniendo morada. Sus padres estaban desesperados. No sabían que hacer. Temían que se les muriera y fueron a golpear la puerta de la casa del médico del pueblo.   




El doctor Arturo Illia se puso un sobretodo sobre el pijama, se trepó a su bicicleta y pedaleó hasta la casa de los González. Apenas vio a la nenita dijo: “Hipotermia”. “No sé si mi padre entendió lo que esa palabra rara quería decir”, contó Jairo. La sabiduría del médico ordenó algo muy simple y profundo. Que el padre se sacara la camisa, el abrigo y que con su torso desnudo abrazara fuertemente a la chiquita a la que cubrieron con un par de mantas. “¿No le va a dar un remedio, doctor?”, preguntó ansiosa la madre. Y Arturo Illia le dijo que para esos temblores no había mejor medicamento que el calor del cuerpo de su padre.



    A la hora la chiquita empezó a recuperar los colores. Y a las 5 de la mañana, cuando ya estaba totalmente repuesta, don Arturo se puso otra vez su gastado sobretodo, se subió a la bicicleta y se perdió en la noche. Jairo dijo que lo contó por primera vez en su vida. Tal vez esa sabiduría popular, esa actitud solidaria, esa austeridad franciscana lo marcó para siempre. El teatro se llenó de lágrimas. Los aplausos en la sala denotaron que gran parte de la gente sabía quien había sido ese médico rural que llegó a ser presidente de la Nación. Pero afuera me di cuenta que muchos jóvenes desconocían la dimensión ética de aquél hombre sencillo y patriota. Y les prometí que hoy, en esta columna les iba a contar algo de lo que fue esa leyenda republicana.

    Llegó a la presidencia en 1963, el mismo año en que el mundo se conmovía por el asesinato de John Fitzgerald Kennedy y lloraba la muerte del Papa Bueno, Juan XXIII.

    Tal vez no fue una casualidad. El mismo día que murió Juan XXIII nació Illia como un presidente bueno. Hoy todos los colocan en el altar de los próceres de la democracia.

    Le doy apenas alguna cifras para tomar dimensión de lo que fue su gobierno. El Producto Bruto Interno (PBI) en 1964 creció el 10,3% y en 1965 el 9,1%. “Tasas chinas”, diríamos ahora. En los dos años anteriores, el país no había crecido, había tenido números negativos. Ese año la desocupación era del 6,1%. Asumió con 23 millones de dólares de reservas en el Banco Central y cuando se fue había 363. Parece de otro planeta. Pero quiero ser lo mas riguroso posible con la historia. Argentina tampoco era un paraíso. El gobierno tenía una gran debilidad de origen. Había asumido aquel 12 de octubre de 1963 solamente con el 25,2% de los votos y en elecciones donde el peronismo estuvo proscripto.
    Le doy un dato mas: el voto en blanco rozó el 20% y por lo tanto el radicalismo no tuvo mayoría en el Congreso. Tampoco hay que olvidar el encarnizado plan del lucha que el Lobo Vandor y el sindicalismo peronista le hizo para debilitarlo sin piedad.
El "lobo" Vandor
 Por supuesto que el gobierno también tenía errores como todos los gobiernos. Pero la gran verdad es que Illia fue derrocado por sus aciertos y no por sus errores. Por su historica honradez, por la autonomía frente a los poderosos de adentro y de afuera. Tuvo el coraje de meter el bisturí en los dos negocios que incluso hoy mas facturan en el planeta: los medicamentos y el petróleo. Nunca le perdonaron tanta independencia. Por eso le hicieron la cruz y le apuntaron los cañones. Por eso digo que a Illia lo voltearon los militares fascistas como Onganía que defendían los intereses económicos de los monopolios extranjeros. El lo dijo con toda claridad: a mi me derrocaron las 20 manzanas que rodean a la casa de gobierno. 
Juan Carlos Onganía, presidente de facto que sucedió
a Arturo Illia


    Nunca más un presidente en nuestro país volvió a viajar en subte o a tomar café en los bolichones. Nunca mas un presidente hizo lo que el hizo con los fondos reservados: no los tocó. Nació en Pergamino pero se encariñó con Cruz del Eje donde ejerció su vocación de arte de curar personas con la medicina y de curar sociedades con la política. Allí conoció a don González el padre de Marito, es decir de Jairo. Atendió a los humildes y peleó por la libertad y la justicia para todos.
Tato Bores fue implacable con su sátira política  en contra
del gobierno de Illi
a

    A Don Arturo Umberto Illia lo vamos a extrañar por el resto de nuestros días. Porque hacía sin robar. Porque se fue del gobierno mucho mas pobre de lo que entró y eso que entró pobre. Su modesta casa y el consultorio fueron donaciones de los vecinos y en los últimos días de su vida atendía en la panadería de un amigo. Fue la ética sentada en el sillón de Rivadavia. Yo tenía 11 años cuando los golpistas lo arrancaron de la casa de gobierno. Mi padre que lo había votado y lo admiraba profundamente se agarró la cabeza y me dijo:
    - Pobre de nosotros los argentinos. Todavía no sabemos los dramas que nos esperan.

    Y mi viejo tuvo razón. Mucha tragedia le esperaba a este bendito país. Yo tenía 11 años pero todavía recuerdo su cabeza blanca, su frente alta y su conciencia limpia.
¿Qué querrá decir la seña, acaso nos están indicando que nos vencieron...?
M. Jorge Salcedo
"Con Ud. por la revolución" J. London
Material gráfico, agradecimiento a: jmviedma.wordpress.com   taringa.net   diegoxs17.taringa.net   casa-illia.blogspot.com   flicrk.com   lineacapital.com.ar   lascosasdeldecir.blogspot.com

sábado, 6 de noviembre de 2010

ESTUDIANTES HUMILDES MARCAN LA PAUTA Y ORIENTAN EL RUMBO EN LA ARGENTINA

Juan Yáñez
Serie: Los que hacen patria. (ante malos políticos, buenos estudiantes)
Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires
                     Cuando cada día hojeamos la prensa estamos ya de antemano preparados para no asombrarnos por nada. Las noticias están suficientemente explícitas en la tinta que impregnó el  papel. Allí está el acontecer de cada día, aquello que merece ser reseñado y a también  informado. Encontramos noticias que palidecen nuestro ánimo, frustran nuestros anhelos y esperanzas. Nos hablan de recortes de presupuesto, de aumentos de tarifas e impuestos, de la degradación del ambiente, de la corrupción y de la cotización del dólar, que cada día devalúa nuestra moneda y nuestro bolsillo. Y no hablemos de política, que incluye la mala praxis evidente de políticos en el desempeño de sus obligaciones y un descaro descomunal en su pretensión de defender lo indefendible.
No solo ellos son los culpables del desbarajuste colosal sino los que los votaron también. Los malos políticos medran en relación proporcional a sus falsas promesas. A nadie estimulan a trabajar o a estudiar. En cambio poco les falta decir que la gente se queden en casa esperando recibir lo que el gobierno les de.
Por supuesto este proceder genera votos que la incapacidad gobernante necesita para perdurar en el poder y en la corrupción.
Sin embargo hay noticias que nos iluminan el alma, nos dan nuevos bríos y nos colman de esperanzas. No todo está perdido en esta Argentina que perdió la brújula hace tiempo.

Hoy precisamente, Clarín publica un reportaje que es un reconocimiento al esfuerzo de unos jóvenes humildes que estudian, trabajan y además algunos de ellos mantienen a sus familias y por supuesto no viven de la vergonzosas dádivas gubernamentales.

Amables amigos lectores, nuestro  Blog se honra en transcribir la reseña  publicada por CLARÍN para dejar un testimonio que sirva como un ejemplo que imitemos, que motive a otros jóvenes a emprender el mismo camino. Asimismo  decirles a estos jóvenes que estamos orgullosos de ellos, que prosigan con el mismo entusiasmo su camino y que  la voluntad de  Dios siempre los acompañe…

CLARÍN    Buenos Aires

Viven de changas y brillan en la facultad

06/11/10
Son alumnos humildes que fueron reconocidos por su esfuerzo. Ayer, la UBA premió a 45.

 ·             “Aprendí a coser para comprar los apuntes”

·                               Historias de voluntad y vocación
                Cuando Lucía empezó a cursar el CBC tenía la panza baja y tirante; faltaban días para que naciera el hijo de un amor escolar efímero. Desde su Merlo de calles de tierra y su casa sin heladera, fue su mamá quien la ayudó a espantar al fantasma del abandono: cada día, llevaba al bebé a la facultad para que Lucía lo amamantara en los recreos. Para Juan Carlos, en cambio, un ex albañil y futuro contador de Villa Fiorito, la ignorancia familiar se convirtió en la materia más delicada. “Eso es para vagos, andá a aprender un oficio, una ecuación no te va a dar de comer”, todavía le reprochan. Pero hay un punto en donde las historias se unen: Lucía está a poco más de un año de terminar la carrera de Filosofía y tiene un promedio que descoloca: 9,42. Juan Carlos sabe que, a diferencia de sus padres y de sus nueve hermanos, en dos años podrá elegir no trabajar más de albañil. Ellos y otros 43 estudiantes becados por la UBA ayer fueron premiados. Decir que se debió a su rendimiento académico a pesar de los palos en la rueda, tal vez sea una obviedad.
La editorial universitaria Eudeba eligió premiarlos en el Centro Cultural Ricardo Rojas sin plata ni trofeos decorativos. Lo hizo de un modo que alguien como Lucía –que aprendió a coser manteles o salió a vender comida para pagarse los apuntes–, sabe cuánto suma: libros, muchos.
Dicen ellos que esas becas que les entregó la Secretaría de Extensión Universitaria de la UBA significan más que el valor económico de $360. Esto es: anular la idea de abandonar y conservar los requisitos que se exigen para su renovación, como ser un alumno regular y mantener el promedio.
Las estadísticas muestran que en los últimos cinco años bajó más de un 30% la cantidad de universitarios de clase baja. La razón (ver “Estudia solo...) se parece mucho a las “ecuaciones que no dan de comer” de los padres de Juan Carlos. Lucía, Juan Carlos y los demás no son una contradicción a esas estadísticas. Son sus sobrevivientes.

“Aprendí a coser para comprar los apuntes”

06/11/10


PROMEDIO 9,42. LUCIA VIAJA 3 HORAS POR DIA PARA LLEGAR A LA FACULTAD. AMAMANTO A SU BEBE EN LOS RECREOS.
“Nunca se me ocurrió flaquear porque sería tirar a la basura el esfuerzo de mucha gente. Quiero mostrarles que valió la pena”, dice Lucía, de 23 años. Y no lo dice con falsa humildad ni como una frase hecha que busca quedar bien parada: “Cuando no tenía beca, un profesor me compraba los apuntes. Yo me moría de vergüenza... otros, cuando veían que yo iba a clase sin los materiales me prestaban sus libros para que pudiera copiarlos a mano y estudiar de ahí”, recuerda. Sabe gracias a quién pudo amamantar a su bebé en los recreos y cuenta cómo su papá –que no había terminado el secundario– decidió que esa chica que había llegado lejos en las Olimpíadas Nacionales de Filosofía tenía que seguir estudiando.
Pero claro, cuando enumera los esfuerzos ajenos, se olvida del propio: de las tres horas de viaje diarias en colectivo y en el tren Sarmiento desde Merlo hasta Puán, de que trabajó hasta una semana antes de tener al bebé, de las changas para poder seguir.
“Después de que nació mi hijo, empecé a vender comida y mi mamá me enseñó a coser. Aprendí a hacer vestidos, manteles, cortinas, tejidos y con eso me pagaba los apuntes. Ahora empecé a hacer desgrabaciones de clases para juntar un poco más de plata”, dice Lucía, que ayer fue premiada junto a otros dos alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras.
“Yo no lo veo como un gran esfuerzo”, dice. “Y tampoco veo mi promedio como algo excepcional”, insiste. Pero el promedio –le faltan nueve materias para graduarse– objetivamente lo es: 9,42.
“Se que muchos miran a los estudiantes de filosofía como vagos, como que nos damos un lujo. Pero yo lo veo como una necesidad: pensar es la única manera de cambiar las cosas”.

“A pesar de todas las vallas, nunca pensé en abandonar mi carrera”

06/11/10
KIOSKERA. “CUANDO SALGO DE LA FACULTAD ME VENGO CORRIENDO AL NEGOCIO. ES EL SOSTEN DEL HOGAR”, DICE NOELIA, HUERFANA, Y FUTURA BIOQUIMICA. ¿PROMEDIO? 7,69.
Trabajar o no, en el caso de Noelia Miguens, no parecía una opción posible. “Mi papá murió cuando tenía 7 años. Y este año, después de haber pasado un mes y medio internada por una enfermedad respiratoria, murió mi mamá”, empieza. Noelia (26) pasaba las noches cuidándola y los días rindiendo finales de Farmacia y Bioquímica.
Ella, su hermana gemela –que tiene un trastorno de la alimentación– y su hermano mayor –que tiene dificultades en la vista producto de una toxoplasmosis–, tuvieron que rearmar la familia sin su principal columna emocional y económica.
El kiosco/almacén que tenía con su hermana en Castelar pasó de ser solo un ‘kiosquito’ a ser parte del sostén del hogar. “Estaba venido abajo y lo levantamos. Cuando salgo de la facultad me voy corriendo a atenderlo”, cuenta. Por su situación de vulnerabilidad social, Noelia –que ya había hecho changuitas para poder bancarse los estudios, como promociones o atención en una pileta de natación–, accedió a una Beca Sarmiento por medio del Programa “Graduados por Más Graduados”, en el que los egresados de la UBA colaboran económicamente para que otros estudiantes también puedan continuar sus estudios.
A pesar de todo, “nunca pensé en dejar mi carrera, jamás. No quiero quedarme solo con un negocio, quiero dedicarme a la investigación”, imagina.
Para eso no falta tanto: si la carrera sigue por estos rieles se graduará en diciembre de 2011. Su promedio no parece el de alguien que debió saltar tantas vallas: 7,69.

“Mi enorme problema es la portación barrio”

06/11/10
EN VILLA FIORITO. “NI MIS PADRES NI MIS 9 HERMANOS TERMINARON LA PRIMARIA”, DICE JUAN , FUTURO CONTADOR.
“A los 19 años empecé a trabajar en la construcción, pero algo me estallaba por dentro. Yo sabía que tenía la capacidad para estudiar pero veía a la universidad como un Dios: lejano, utópico, ridículo. Pensá que ni mi mamá ni mi papá ni mis nueve hermanos terminaron la primaria. ¿Cómo no lo iba a ver lejano?”, pregunta Juan Carlos, desde Villa Fiorito.
Mientras cursó el CBC cumplió con el mandato familiar y trabajó de albañil. “Pero en 2007 hice un mal esfuerzo y se me dislocaron los huesos de la columna y, como trabajaba en negro, me dijeron: ‘no podés laburar más, no venís más”. Juan Carlos, que había hecho cursos intensivos de verano y de invierno en la UBA y que se “quedaba solo estudiando en un aula hasta la medianoche porque en la villa cortaban la luz”, iba a tener que abandonar. “Encima mi familia no ayudaba, al contrario. Para ellos, ‘hacer algo’ es levantar una medianera; piensan que estudio porque no quiero trabajar. Me decían ‘aprendé un oficio, que así se gana la vida. Las ecuaciones no dan de comer”. Hasta que le otorgaron la beca Sarmiento.
Juan Carlos ya tiene 24 años y desde hace 7 vive solo en la pieza de material que alquila en Fiorito. Y aunque a veces volver de la facultad parece imposible –”los colectivos no entran de noche” – le faltan 18 materias para recibirse de contador en la Facultad de Ciencias Económicas. Su 6,33 de promedio, en este contexto, también es brillante.
Ahora su enorme problema es la “portación de barrio”: “Cada vez que me toman una entrevista de trabajo y digo que vivo acá me contestan lo mismo: ‘Cualquier cosa te llamamos”.
Estudia sólo el 20 % de los jóvenes pobres
06/11/10
Una nota publicada por Clarín en octubre mostró la distancia cada vez mayor que existe entre los sectores de menos recursos y su posibilidad de acceder y continuar los estudios universitarios.
El trabajo de la consultora privada EPM, sobre datos comparativos de TGI-IBOPE entre 2005 y 2010, mostró que la cantidad de jóvenes de entre 20 y 25 años que estudian descendió un 15 %. Pero al analizar los porcentajes por nivel socioeconómico se evidenció que en los sectores bajos el descenso fue del 34 % y en los medios, del 18 %. En los altos, en cambio, hubo un aumento del 7 %.
En el promedio del país, estudian 2 de cada diez jóvenes de nivel socioeconómico bajo. La explicación de los especialistas es que muchos priorizan el trabajo para mantenerse porque están atados al presente inmediato.


El símbolo patriótico por excelencia: El pabellón nacional