sábado, 5 de noviembre de 2011

Una muestra de recuerdos sobre la Tita Merello más íntima


05/11/11 Con fotos se relata la vida privada de la “morocha argentina”. También hay cartas y un curioso diploma. La muestra se presenta en el Museo Casa Carlos Gardel.
PorSILVIA GÓMEZ  CLARIN

Las fotos de Tita Merello que allí se exhiben fueron cedidas por la familia Anselmi (parientes maternos) y por Eduardo Desisto, amigo fiel de la artista y quien la acompañó hasta su muerte el 24 de diciembre de 2002.

                                              Mi infancia fue breve; la infancia del pobre es más breve que la del rico. Era triste, pobre y fea”. Así describía susprimeros años de vida Tita Merello. Desde ayer una muestra fotográfica, “Tita Merello, la morocha argentina”, permite asomarse a su “breve infancia” y a la vida privada de la actriz y cantante que popularizó tangos como “El choclo”, “Se dice de mí” y “Pipistrela” y que participó de la primera película sonora que se filmó en el país. Imágenes de una vida que vale la pena conocer.
Más allá de las fotos más conocidas de Tita Merello, como las que le hizo Annemarie Heinrich, la muestra pone el foco en las fotos íntimas de la Merello, quien las cedió a la familia Anselmi –parientes maternos– y a Eduardo Dosisto, amigo fiel de la artista, y quien la acompañó hasta su muerte, el 24 de diciembre de 2002.

“La idea fue exponer su ámbito privado, con una mirada muy intimista. Incluso que la gente conozca detalles que otras artistas hubieran ocultado”, cuenta Horacio Torres, directos del Museo Casa Carlos Gardel. Detrás de una vitrina se puede ver a una joven Tita Merello vestida con transparencias o posando muy seductora en traje de baño, fotos que por aquellas épocas –entre 1920 y 1930– eran consideradas toda una provocación. Imágenes de la época en que fue corista en bares del puerto.
Muchas de las fotos que se pueden ver en la muestra están dedicadas, a amigos y a su madre, que la reconoció cuando Tita tenía cuatro años. Antes había vivido en orfanatos. También hay cartas, como las que le escribieron el cantante Hugo del Carril y el doctor René Favaloro, quien la alojó en su clínica hasta su muerte. Y los telegramas que le hacía llegar su madre antes de las funciones.
Viajes por Europa, vacaciones con amigas, una vitrina dedicada especialmente a su relación con el actor Luis Sandrini –su gran amor–, un vestido bordado en plata, premios y decenas de objetos que ayudan a comprender la vida de la Merello. Pero el diploma que mejor la pinta y que atesoró especialmente es el que le expidió “el taller del pintor Quinquela Martín”: “Se le otorga la orden del tornillo que le falta a Tita Merello”.
La muestra estará abierta hasta el 11 de diciembre.

EL BLOG OPINA
                                  Tita fue la figura femenina más representativa entre las personalidades artísticas de la Argentina. Brilló desde sus inicios porque siempre le sobró talento y vocación. Tita Merello podía hacer cualquier cosa ante las cámaras o frente a un micrófono y jamás deslucir. Acaparó durante muchos años la atención de una audiencia que la estimó con un cariño sin límites y ella siempre correspondió a ese afecto. Fue una dama íntegra sin hipocresías ni deslealtades. Es insuficiente este homenaje a este icono que difícilmente podría ser superado. Tita merecería una muestra más trascendente, apasionada y elocuente, especialmente dedicada a las nuevas generaciones para que no se pierdan en la ingratitud y el olvido los valores significativos de nuestra nacionalidad.
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