sábado, 2 de enero de 2016

ALMAFUERTE



Juan Yáñez

                       Poeta se nace, no se hace, parece decir Pedro Bonifacio Palacios, aquel que adoptara como pseudónimo: Almafuerte.  Un autodidacta que se formara en el medio rural y allí en ese entorno agreste y primitivo fue maestro, vocación que lo llevara al hacer en cualquier rancho una escuelita y enseñar las primeras letras a niños y adultos con una profunda ternura que brotaba de un alma combativa y agreste.
Fue el poeta un amante de todo aquello que encuadrara dentro la humildad más tenaz donde solo tiene cabida la esencial sencillez, ignorando toda solemnidad o protocolo.
Su producción poética luce espontánea y muchas veces ruda o defectuosa, característica de un bregador del verso, precisamente nos parece que al  no disponer de alguna palabra adecuada para un verso, apela a sus propios  recursos de una sensibilidad poética que asombra por su naturalidad expresiva.
Alguien dijo acertadamente de Almafuerte que encuadra su expresión en la voz de un poeta que se considera un <“profeta” ­­­­-de los humildes y humillados-, que habla como un predicador  cristiano de la caridad, la moral y el humanitarismo>
El estudio de su obra poética es imposible ubicarlo como romántico o modernista. El pesimismo, el inconformismo , su ira y frustración  se transluce a a través de sus mejores poemas.  Entre ellos “El Cantar de los Cantares”,  “La Sombra de la Patria”. “Jesús”, “Dios te salve”, “El Misionero”, "Avanti"
  En toda su obra el tema central es el hombre, su relación con Dios, su humanidad y el universo todo.
Podemos decir y sin la menor intención de humillar, porque cultura es la expresión de los pueblos, y es correcto no ocultar aquello que es fidedigno. Esencialmente su  vocabulario, su estilo y su temática  está dirigidas a la plebe , que él mismo denomina “la recua vil sudorosa”.
Nuestro poeta había nacido en 1854, en San Justo, Pcia. De Buenos Aires, y muere en La Plata en 1917.

*(Borges tiene palabras de reconocimiento para Almafuerte) .

Jorge Luis Borges habla sobre el poeta Almafuerte

Resumen

El escritor se refiere al poeta Pedro Bonifacio Palacios Almafuerte, su persona y su obra. Describe la época en la que escribió, su mirada del mundo, su "desventura de ser poeta", sus lecturas. Borges nombra a Almafuerte como el primer poeta "argentino". Jorge Luis Borges, escritor argentino (24 de agosto de 1899-14 de junio de 1986) Almafuerte, poeta argentino (13 de mayo de 1854-28 de febrero de 1917). Contenido: Testimonio de: Jorge Luís Borges sobre Almafuerte. Borges lee versos de Almafuerte. Borges lee versos de Almafuerte sobre el perdón. Borges se refiere a la poesía argentina.

Notas

Ciclo: Archivo de la Palabra. Grabado en el Círculo de Periodistas. Este testimonio no tiene registro sobre la fecha de grabación.

Información general


¡AVANTI!

Pedro B. Palacios - Almafuerte

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte . . .
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!

¡PIU AVANTI!

No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!

¡MOLTO PIU AVANTI!

Los que vierten sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas
para limar las de los otros antes;
Los que van por el mundo delirantes
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos,... ¡sobrantes!
¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
¡nunca sigas impulsos compasivos!
¡ten los garfios del Odio siempre activos
los ojos del juez siempre despiertos!
¡Y al echarte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!

¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA!

El mundo miserable es un estrado
donde todo es estólido y fingido,
donde cada anfitrión guarda escondido
su verdadero ser, tras el tocado:
No digas tu verdad ni al mas amado,
no demuestres temor ni al mas temido,
no creas que jamás te hayan querido
por mas besos de amor que te hayan dado.
Mira como la nieve se deslíe
sin que apostrofe al sol su labio yerto,
cómo ansía las nubes el desierto
sin que a ninguno su ansiedad confíe...
¡Trema como el infierno, pero rie!
¡Vive la vida plena, pero muerto!

¡MOLTISSIMO PIU AVANTI ANCORA!

Si en vez de las estúpidas panteras
y los férreos estúpidos leones,
encerrasen dos flacos mocetones
en esa frágil cárcel de las fieras,
No habrían de yacer noches enteras
en el blando pajar de sus colchones,
sin esperanzas ya, sin reacciones
lo mismo que dos plácidos horteras;
Cual Napoleones pensativos, graves,
no como el tigre sanguinario y maula,
escrutarían palmo a palmo su aula,
buscando las rendijas, no las llaves...
¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
a escrutar las rendijas de tu jaula!

VERA VIOLETA

En pos de su nivel se lanza el río
por el gran desnivel de los breñales;
el aire es vendaval, y hay vendavales
por la ley del no fin, del no vacío;
la más hermosa espiga del estío
ni sueña con el pan en los trigales;
el más dulce panal de los panales
no declaró jamás: yo no soy mío.
Y el sol, el padre sol, el raudo foco
que fomenta la vida en la Natura,
por calentar los polos no se apura,
ni se desvía un ápice tampoco:
¡Todo lo alcanzarás, solemne loco,
siempre que lo permita tu estatura!

LA YAPA

Como una sola estrella no es el cielo,
ni una gota que salta, el Océano,
ni una falange rígida, la mano,
ni una brizna de paja, el santo suelo:
tu gimnasia de cárcel, no es el vuelo,
el sublime tramonto soberano,
ni nunca podrá ser anhelo humano
tu miserable personal anhelo.
¿Qué saben de lo eterno las esferas;
de las borrascas de la mar, la gota;
de puñetazos, la falange rota;
de harina y pan, la paja de las eras?...
¡Detente, por piedad, pluma no quieras


que abandone sus armas el ilota!