jueves, 3 de diciembre de 2009

PIAZZOLLA NO ES TANGO, PIBE...

Juan Yáñez




En 1956 cuando todavía no había cumplido los 17 años, lo que más colindaba con mis gustos musicales era el jazz y el rock and roll. Era la música que estaba de moda y la que más se oía por radio. Los de mi edad, sabemos que la radio de aquella época llenaba muchos espacios en nuestra diario acontecer. Quien no recuerda “Música en el Aire” de Rodríguez Luque, que se trasmitía por Radio Mitre y otros espacios musicales que se hacían con talento y buen gusto.
  El cine nos apasionaba, las películas complementaban con la imagen aquel sonido maravilloso. El film que nos mostraba la vida de Glenn Miller, (Música y Lágrimas) nos había embrujado y el rock hacía furor con Bill Halley y sus cometas. Elvis Presley comenzaba ya a contorsionar y sus piruetas provocaban desmayos histéricos en las chicas
  Ya en nuestra niñez habíamos oído demasiado tango, que en aquellos años era lo corriente y cotidiano. Por Radio el Mundo todas las noches a las ocho se presentaba el Glostora Tango Club, con la orquesta de Alfredo De Angelis, que con sus cantores:: Carlos Dante y Oscar Larroca, oíamos antes de “Los Pérez García”, aquella familia radial que llevaba a los hogares retazos de la esencia de la vida. En muchas casas de barriadas populares y otras, no se oía otra cosa que Radio del Pueblo con Pedro Ducca, que no pasaban de la mañana a la noche, otra cosa que no fuera tango….

  Una tarde de verano deambulando, por aquel Buenos Aires, tan entrañable en nuestro corazón, tan distinto y tan parecido al de hoy y por ello no es mejor ni peor, sino solo diferente, pero igual de interesante y seductor...; en esa emblemática esquina de Corrientes y Esmeralda, nos topamos con un ex compañero del colegio, que iba apurado para Radio El Mundo, que quedaba allí cerca, en la calle Maipú. Luego de cruzar unas palabras y deseoso de continuarlas me invita a que lo acompañe a presenciar un ensayo de una orquesta de tango, de un músico que para mí en aquellos años era desconocido y se llamaba Astor Piazzolla.
  Ya en la radio había una cola de personas esperando que se abrieran las puertas del estudio en el que se realizaría el ensayo, en este caso, con público. Era esta una modalidad que se empleaba y supongo que todavía se usa para intentar medir el grado de aceptación de algo novedoso por los asistentes.
   Nos colocamos en la fila y continuamos animadamente la charla que no tenía nada que ver ni con la música ni con el tango., hasta que pasa a nuestro lado un varón maduro, con aspecto tanguero de la vieja guardia, trajeado de negro y con un chambergo del mismo color extrañamente impropio a su aspecto, -era de copa aplastada, de ala ancha, más parecido a un sombrero andaluz que a un “Maxera” de los que usaba Gardel. El hombre se detiene y nos increpa: ¿Qué es lo que vienen a ver?... y mi amigo le responde: a la orquesta de tango de Astor Piazzolla…, nuestro interlocutor inocultablemente molesto nos asesta ésta: Piazzolla no es tango, pibe….y sin decir más siguió su camino

  Luego de presenciar el ensayo, del que no puedo decir que no me gustó, porque el solo hecho de compartir con músicos aunque tocaran música que no era de mi agrado igualmente me deleitaba. Compartí la opinión de aquel hombre del raro sombrero: Piazzolla no era tango tampoco para mí…

  Pasaron los años y su sabio pasar enriqueció a la música, a sus creadores y a aquellos que la sienten y la aman. Piazzolla bregó como un titán el duro camino de la incomprensión de los que se aferran a que no haya cambios porque el cambiar los vuelve inseguros y temen perder su uniformidad y espacio. Aquel diamante en bruto como todo lo excelso, hubo de pulirse con una excelente talla que mostró sus preciosas facetas de un deslumbrante fulgor. Ahondó la música, más aún descubrió su propia identidad musical de la mano de maestros que le indicaron donde estaba su ángel y su poesía...
   Desde entonces brilló con luz propia.
Desde hace ya tiempo Piazzolla es un icono de obligada mención en la música contemporánea. Un creador brillante, un músico que llevó el tango a las alturas, desde su humilde y oscuro origen...

  ...Aquel hombre del extraño chambergo ya no existe, yo hace tiempo que dejé de ser pibe, y Piazzolla ya se ha ido a tocar el fuelle a los ángeles del cielo, pero quedó todo…, todo aquello que con propiedad y convicción nos corresponde hoy decir:
Piazzolla si es tango, pibe
Juan Yáñez
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Material gráfico
Agradecimientos a:
Familia Baralis
Tony Records
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