domingo, 17 de octubre de 2010

PERÓN Y SU CABALLO PINTO

Juan Yáñez
                                                Serie: Recuerdos, actualidades y esperanzas
El Gral. de Caballería Juan D. Perón montado en "Mancha" en 1950

                                                           Siempre me gustaron los desfiles militares y más cuando era pibe. Siempre trataba de ubicarme en primera fila, a pesar de que nunca llegábamos  temprano. Los Desfiles de los  9 de Julio, el día de la Independencia,  eran memorables. Un acontecimiento para los porteños y para cualquiera que se encontrara en Buenos Aires.
 Recuerdo con claridad el de 1950,  precisamente por un interesante detalle:  Perón  desfilaría montado en su caballo pinto que era todo un espectáculo.  Era un caballo de gran alzada, elegante,  blanco con pintas oscuras. Quizás sería un percherón estilizado con una magnífica estampa.
Los Granaderos de San Martín

 Aquel 9 de julio amaneció soleado aunque ventoso y frío. Llegamos a la Avenida Libertador, donde se realizaban los desfiles, con mamá y mis hermanos y nos ubicamos en una  de las tribunas próximas al palco presidencial, gracias a unos pases de cortesía que un coronel retirado, amigo de papá nos había conseguido.
Un personaje histórico  y el líder de un movimiento ya bastante ajado y fósil
 Los desfiles siempre comienzan con lo más  conspicuo y lo que más luce. Comenzó la infantería; las tropas mejor preparadas  y disciplinadas marchaban al son de las marchas militares. Las banderas flameaban impecables de cara al viento y los uniformes de época de los soldados lucían llamativos  con sus vivos colores. 
Las marchas militares tienen el encanto de despertar los sentimientos patrióticos. 
Nos sentíamos más argentinos que nunca, orgullosos de la patria, sin la menor parcialidad política.
 Luego le tocó el turno a la caballería. Los briosos alazanes enjaezados con su rítmico trote y prestancia. Eran los Granaderos de San Martín y entre ellos escoltándolo marchaba Perón en su blanco caballo, que según creo recordar se llamaba “Mancha”.

Una época dura
Perón saludaba sonriendo a los aplausos y las vivas del público,  levantando el brazo que le dejaba libre las bridas. Tenía un magnífico porte, era un general de caballería, --quien no carecía de un estudiado histrionismo−  acostumbrado al picadero, donde se ejercita la equitación. Ese fue el plato fuerte de ese inolvidable desfile.
 Hoy a más de sesenta años de aquello y a pesar de que no fue ninguna época gloriosa, ni tampoco airosa, pero que fácilmente podría haberse superado con tolerancia y buena voluntad.  Me complace ver esa foto, por sobre todo porque que representa  un período y un escenario tan distinto al actual, hoy tan corrompido y vulgar.  Luego  se sumó  la mala e infausta  experiencia militar y todo lo demás.
Dios los agarre confesados y a nosotros también...
Estimamos que ya es tiempo de que las aguas vuelvan a su cauce;  es hora  de cerrar viejas heridas y que la argentinidad brote espontánea y sin la desmesurada ideología política con  que los políticos nos vulgarizan y nos dividen.  Mucho de lo que pasa en la actualidad, acontece por nuestra propia  culpa e indiferencia. Es hora de reaccionar. Nos estamos quedando atrás en el normal  desarrollo de las naciones y  de las sociedades humanas. Hagamos todos de la voluntad un reto para que  naturalmente surjan los líderes...


 Adelante.  Si no es ahora, ¿Cuándo..?

Un pibe argentino, Dios lo bendiga, nuestra más cara esperanza...

Material gráfico, agradecimiento a:   filatina.worgpress.com   tiempodenoticias.com.ar   clarin.com   pepiletras.blogspot.com   tomax.ober-blog.com   taringa.net  

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