sábado, 8 de abril de 2017
De la Patagonia a Puerto Madero, cinco días en el Rainbow Warrior
07/04/2017 - Clarin.com Sociedad
Viaje
contracorriente a bordo del barco que pelea por la naturaleza. El buque
insignia de Greenpeace es una máquina sustentable que navegó durante 40 años.
Clarín recorrió 1.200 kilómetros de mar argentino junto a la tripulación. Desde
el jueves, está amarrado en Dársena Norte y puede ser visitado.
Viaje
contracorriente a bordo del barco que pelea por la naturaleza
El Rainbow
Warrior, emblemático barco de Greenpeace, llegó a Buenos Aires.
Medio
Ambiente
El 15 de
julio de 1985, dos agentes del servicio secreto francés colocaron bombas
submarinas y hundieron al barco ambientalista Rainbow Warrior (Guerrero del
Arcoiris) cuando se disponía a protestar contra las pruebas nucleares en el
Atolón de Mururoa, en la Polinesia Francesa. Murió un fotógrafo portugués al
intentar salvar las cámaras de su camarote y el mundo se estremeció al
enterarse de que había sido un gobierno, el francés, el autor del atentado.
Pero el hundimiento no hizo más que potenciar la adhesión ecologista y el buque
de Greenpeace, claro, resurgió para convertirse en leyenda.
La historia
lo hizo evolucionar a nave de última generación. Hoy, tiene 58 metros de
eslora, dos mástiles de 55 metros, cinco velas. Navega a 15 nudos (27 km/h). El
80% de su trajín es a vela. Está provisto de dos gomones zodiac de 7 metros
para persecución o rescate, otro más pequeño para las inmersiones de buzos y
cuenta con un helipuerto. Es un barco de acciones y denuncia, que jamás
descansa.
El jueves
atracó en el Puerto de Buenos Aires, proveniente del Estrecho de Magallanes. En
el fin del mundo, protestó por la introducción de una especie exótica: el
salmón para la cría industrial, cuya forma de producción en jaulas y con
antibióticos -denuncia Greenpeace- genera la muerte de especies y contamina el
lecho marino. De allí viene el Rainbow Warrior. Aquí, en la Dársena Norte de
Puerto Madero, estará abierto al público para ser visitado de manera gratuita
hoy y mañana, y desde el 13 al 16 de abril. Luego zarpará a Brasil, para
internarse en el Amazonas, en una nueva acción de protesta. Clarín se embarcó
en el mítico guerrero, y navegó las 647 millas náuticas (1.200 km) por el mar
Argentino: de Puerto Madryn a Buenos Aires.
Desde el
muelle, anclado mar adentro, se ve su distintivo caso verde, con un arcoiris y
la paloma de la paz estampadas en su proa. El Rainbow Warrior se recorta sobre
los tonos celestes y azulados del mar del Golfo Nuevo, morada de pingüinos,
orcas, ballenas y lobos marinos. El cielo regala otra imagen: petreles,
chorlos, gaviotas cocineras y albatros sobrevuelan alrededor de la nave. Pep
Barbal Badia, su capitán catalán, recibe al equipo de Clarín. “Ha recorrido los
siete océanos pero aún le quedan muchos sitios por conocer”, dijo a modo de
bienvenida. “Ya son tres campañas embarcado en el Rainbow Warrior, y todas han
sido muy intensas”, agrega.
Cinco
jornadas bastarán para vivenciar—a pesar de las 15 nacionalidades de los
tripulantes— lo que es convivir en perfecta en armonía, con la gente y con el
ambiente. Es que a bordo aúnan los mismos valores: el respeto por todos los
seres vivos de la tierra. “Aunque defender el planeta parece una causa perdida,
llevamos mucho tiempo luchando contra lo imposible. Y soñar que haremos cosas
imposibles es mucho más divertido”, dice Emili Trasmonte, primer oficial del
Rainbow Warrior, en un momento de distensión, mientras la nave marcha, a
contracorriente, rumbo a Buenos Aires.
Pocos barcos
son tan gráciles en su navegar y tan afables con el mar. El bajo consumo de
combustible, su sistema de propulsión eléctrico (10 nudos en solo 300
kilovatios), el procesamiento de aguas, el reciclado de materia, la compra
planificada de vegetales, frutas, granos y materia prima a pequeños productores
cuando el barco hace escala, sumado a la disciplina y el profesionalismo de la
tripulación, proyectan una idea de eficiencia pocas veces vista.
Los
embarques de los tripulantes, hombres y mujeres, todos marinos profesionales,
son de tres meses pero, para no romper el espíritu de camaradería, nunca
desembarcan al mismo tiempo. Rotan de forma gradual. Dos voluntarios se suben
como marineros o ayudantes de cocina en cada país donde el barco amarra. Para
ganarse ese lugar, deben haber pasado varios años de voluntariado, además de
demostrar cualidades excepcionales en lo profesional y en lo humano. Será por
eso que prima la conciencia de equipo. Es una armonía sin quebrantos.
"Para Greenpeace es una batalla pacífica, para mí es una batalla de amor
porque somos la voz de la tierra", dice Daniel Bravo Garibi, jefe de
cocina del barco.
Las reglas a
bordo tienen un rigor prusiano y los horarios se respetan con precisión suiza.
A las 7.30 el marinero de guardia toca diana. A las 8 todos deben haber
desayunado. De 8 a 10 se limpia el barco (periodistas incluidos), a las 12 se
almuerza. A las 15 hay un descanso breve para café. A las 18 se cena. Luego, la
tripulación se distiende en el Heli-deck (cubierta de helicóptero), excepto la
dupla de oficial y marinero que les toque hacer guardia en el puente de
navegación, y que rotan por turnos de cuatro horas. El Guerrero del Arcoiris
nunca se detiene.
Los cinco
días de travesía transcurrieron con diversidad de climas y mares cambiantes. A
la altura de Necochea, dos cardúmenes de unos cien delfines, nadaban como
flechas de mar para alcanzar la proa del barco. Mostraron su destreza y
tenacidad al saltar, y surfearon y jugaron con las olas que se abrían a babor y
a estribor. Persistentes, escoltaron al Rainbow Warrior. Fue un espectáculo
inolvidable. También, quedará impreso en las retinas, el plancton fosforescente
sobre las olas que por las noches, el resplandor de una luna en cuarto
creciente iluminaba. Pero, sobre todo, el navegar acompasado y sereno, de este
incansable guerrero que se abre paso en todo mar.
sábado, 1 de octubre de 2016
Un tercio de la población es esclava
La columna
de Lanata
Jorge Lanata
Que haya un
tercio de la población afuera de la economía no es nuevo. Lo nuevo es que siga
sucediendo, gobierno tras gobierno, mentira tras mentira y que en el fondo nun
ca importe lo suficiente.
Hace décadas
que la ecuación del Sur del mundo es un tercio de la población fuera de la
economía y dos tercios dentro. En el Norte hay pobreza, pero no hay miseria.
Miseria es
lo que la academia bautizó como pobreza estructural. La miseria hiede, los ojos
de la miseria miran distinto, la miseria tiene demasiado silencio.
He visto
miseria en India, en Africa y, claro, en Formosa, Chaco, el Conurbano y tantos
sitios. La existencia de un tercio de la población (el 32,2 por ciento, 13
millones de personas) ha dejado de ser un problema político para transformarse
en un dilema moral.
La miseria
no se oculta: la vemos todos los días, convivimos con ella aunque crucemos de
vereda. Le tememos a la miseria nocturna, al abandonado que puede tomar
venganza, al que en el fondo deseamos invisible.
Si la verdad
es un sistema de círculos concéntricos donde el más chico es el menos cierto y
el más grande el más verdadero, dedicamos estos días al círculo más pequeño:
ver qué cosa es culpa de quién.
En términos
políticos la discusión es válida, pero no lo es para el fondo de la cuestión.
Es cierto, Cristina dijo en la FAO en Roma “Tenemos un índice de pobreza por
debajo del 5%”.Eso sucedió el 8 de junio de 2015. El 9 de junio Aníbal
Fernández se babeaba con otro de sus cínicos equívocos que quedó en la
Historia: “Aunque te cueste aceptarlo Argentina tiene menos pobreza que
Alemania”.
También es
cierto que -aunque Macri haya intentado evadir el número -hay, desde su
gestión,1.400.000 nuevos pobres. La búsqueda del culpable nunca tendrá
resultados: cada bando se adjudicará la razón por cuestiones de fe.
La pobreza
estructural nace en un sistema que la necesita: el clientelismo es la
demostración más pornográfica de esa situación, esa relación que envilece a
ambos: al Estado que da y al pobre que recibe a cambio de nada. El intendente
que reparte puestitos que resultan, en el fondo, un subsidio de desempleo
encubierto. Puestitos de unos pocos miles: los suficientes para que la mierda
les llegue al cuello pero no los tape. Mano de obra barata para los actos,
segunda o tercera generación de desocupados que se saben definitivamente
afuera.
Los desafíos
de la sociedad del conocimiento aumentaron esa grieta: en la Argentina la mitad
de los chicos no termina el secundario y eso sin mencionar que los que la
terminan pero no entienden lo que leen.
Es obvio que
los gobiernos no pueden desinteresarse del problema, pero también lo es que
toda la sociedad civil debiera actuar: un tercio de la población es esclava. ¿No
alcanza para que hagamos algo?
Bancos con
micropréstamos, cursos no ideológicos para terminar el secundario, planes de
asistencia estatal que controlen si el que los recibe trabaja o estudia a
cambio, modificación del presupuesto en función de la emergencia.
Que haya un
tercio de pobres también habla de nosotros, dice que somos apáticos y
desinteresados. ¿De qué sirve tener un Mercedes en una villa? Vivimos en un
país donde la Justicia no funciona, donde la semana anterior discutíamos si
estaba bien o mal matarnos entre nosotros. Un tercio de pobres es un problema
que va más allá de la economía: si mañana Macri caminara sobre las aguas del
Jordán y la recesión terminara, el problema del tercio de pobres no se
evaporaría en unos meses. ¿No alcanzan 13 millones de personas para decidirnos
a lanzar un plan urgente?
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Un tercio de la población es esclava
viernes, 29 de julio de 2016
ARGENTINA: LA GRAN MENTIRA OFICIAL Y LA COMPLICIDAD DE SU PUEBLO.
"El peronismo
nace asistido por la razón y como remedio a flagrantes
errores e injusticias. Pero no tarda en ser devorado por
la
fuerza negativa de ese oscuro resentimiento. Ansioso de
irracionalidad, Perón (quiso) renegar del proyecto
(civilizador) argentino, sustituyéndolo con un plan que
fomentaba todo lo contrario. Nada de Europa, por
supuesto. ¿Para qué Europa? Nosotros somos
americanos, y en cierto modo, indios. Restablezcamos
hasta donde sea posible la fisonomía de las culturas
anteriores al advenimiento y triunfo de la cultura
española, greca-latina, europea, (rechacemos) -como cosa
maléfica- la memoria de quienes con sus actos y con sus
escritos trazaron memorablemente (ese gran proyecto)
que llenó a la Argentina de ferrocarriles, de puertos, de
caminos, de fábricas; que hizo de la Argentina uno de los
graneros del mundo y una de las naciones con mayor
stock ganadero; que convirtió a la Argentina en algo así
como un nuevo Eldorado y en el refugio por excelencia
de los menesterosos y perseguidos de Europa; todo por
obra de Rivadavia, Sarmiento, Mitre, Alberdi y otros
grandes, hoy execrados (mientras se), pone en los
cuernos de la luna a personajes de la catadura de Rosas y
Facundo Quiroga... Por este camino hemos asistido a
hechos como el protagonizado recientemente por un
gobernador (provincial) peronista que ha llegado a decir:
“En esta provincia no se volverá a nombrar a traidores
tales como Rivadavia, Sarmiento y Mitre. Después de
esto, buenas noches”…
El éxito de Perón en retrotraer Argentina al
oscurantismo “autóctono” está a la vista. Tras arruinar
política y económicamente al país en una década de
gobierno, pasó sus diecisiete años de exilio ocupado
diligentemente en impedir que la Argentina se recuperase
de aquel primer ciclo peronista, y logró hacerla
literalmente ingobernable, aun para él mismo, a pesar de
haber recibido a su regreso un poder virtualmente
monárquico. Y para coronar su “obra”, Perón, sabiéndose
enfermo, infligió a la Argentina la indignidad suprema de
designar herederos a la pareja que formaban su esposa,
ex-cabaretera, y su “secretario privado”, un personaje
equívoco, ex-sargento de policía, sedicente astrólogo,
autor de un libro que consiste íntegramente de sus
viernes, 25 de marzo de 2016
El autor de “El Principito” en Argentina
“El
Principito”, la obra que escribiera Antoine de Saint-Exupéry se ha convertido
con el transcurrir de los años en un “best seller” de proporciones jamás
logradas en todos los tiempos. La cifra de 140 millones de copias impresas
desde su publicación en 1943, no deja de sorprender y nos lleva a confirmar que
lo bueno perdura, se trate de literatura o las demás actividades humanas. En
apariencia se trata de un libro para
niños, que trata temas inherentes a la infancia, esa etapa de la vida donde nos nutrimos de las virtudes primarias
donde el amor, la amistad, la camaradería, la franqueza, la lealtad, tienen toda
la capacidad para hacernos disfrutar, vivir con ilusión e inocencia y aprender
de la naturaleza de la vida. Fundamentalmente es una crítica al hombre y a la civilización, que se orienta a la pérdida de los valores más
esenciales del ser humano, al subvalorar la natural y espontanea sabiduría de
los niños. Esta cualidad subyace en su conciencia con la finalidad de
convertirse en valiosa guía en la futura vida adulta, pero que irremediablemente
perdemos al crecer. Los adultos tomamos como positiva una actitud seria, no
sabemos disfrutar, porque olvidamos qué es lo verdaderamente importante: “Solo
se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”. Y es precisamente “el zorro”, personaje de “El Principito” quien dice esta frase, ya
que el aclara, que los hombres del mundo han olvidado esta verdad, y remarca
que uno no debe olvidarla.
Bien amigo lector, nada nuevo estamos
agregando a lo que ya otros han escrito sobre esta obra. Su autor, el aviador
que además de volar, en su corta vida, tuvo tiempo de escribir un libro de incuestionable
trascendencia humanística, como lo es “El Principito”.
Muchos
años atrás tuvimos oportunidad de visitar Concordia, ciudad de la Provincia de
Entre Ríos, Argentina y haber escrito a posteriori sobre esa experiencia que publicamos
en nuestra página web:
(lacolumnadepapel.blogspot.com) y titulamos: Castillo de San Carlos, Concordia,
Entre Ríos, Argentina
“Antoine de Saint Exupery aterriza en un
prado próximo al Castillo.
De ellos surge otra
historia que será la más recordada, la que más nos interesa y que recubre de un
especial romanticismo por el personaje que comparte e interviene en ella.
Diversas cuestiones dan cuenta de que Antoine de Saint-Exupéry habría encontrado en Concordia su fuente de inspiración para escribir el best seller mundial titulado El Principito.
El escritor francés pasó una estadía en el Castillo San Carlos, ubicado en el parque homónimo, a orillas del río Uruguay, y replicó en las páginas de su obra más famosa muchas de las experiencias que vivió en Concordia. El Diario (Concordia) 29.09. 2013
El escritor francés pasó una estadía en el Castillo San Carlos, ubicado en el parque homónimo, a orillas del río Uruguay, y replicó en las páginas de su obra más famosa muchas de las experiencias que vivió en Concordia. El Diario (Concordia) 29.09. 2013
Fueron los Fuchs Balon (propietarios en aquella época del castillo) quienes coincidieron casualmente con el
escritor francés Antoine de
Saint-Exupéry. Dice la historia que un día las hijas del matrimonio,
quienes eran dos y cabalgando por los prados de la propiedad, contemplaron
sorprendidas aterrizar una avioneta. El piloto que conducía la nave, era nada
menos que Antoine de Saint-Exupéry, que en aquellos
momentos se ocupaba de organizar una compañía de correo aéreo en la Argentina. Quizás lo sucedido fue producido por
una “panne” (percance aéreo) similar al que nos contara años más tarde en “El
Principito”, su libro más célebre y recordado o porque le impresionó la belleza
del lugar y decidió tocar tierra. Lo cierto es que a raíz de aquella
experiencia y en honor y reconocimiento a las jóvenes que le recibieron en ese
campo de aterrizaje improvisado, publica una nota alusiva en Paris, que titula
“Las princesitas argentinas” y a posteriori también hace referencia de este
hecho en su libro “Tierra de Hombres”, en el cual anota: «Había aterrizado en
un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas, fue en un campo cerca
de Concordia en la Argentina».
Saint Exupery regresaría en otras oportunidades al lugar.
Epílogo
Visitamos el lugar en 1968, hasta buena parte de las ruinas (En 1938, un misterioso incendio provocó la pérdida de todo lo que tenía valor en la casa, quedando en ruinas hasta la actualidad, ruinas que, nuevamente, recuperaron su valor.) se habían llevado de aquello tan magnífico y digno de conservarse con el mayor orgullo y estima. En Europa aún se atesoran y preservan con el mayor celo y trascendental empeño edificaciones y objetos del pasado Aún pudimos ver una placa que fuera colocada recientemente (en aquellos años) que hacía mención de la visita de Saint Exupery.”
´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´
( En el hotel Ostende, localidad de igual nombre sobre la costa atlántica argentina, cercana a Pinamar)
El Hotel Ostende tiene muchas anécdotas
para contar. LA NACIÓN BS.AS. 15.12.2000
Parece que
Antoine de Saint- Exupéry, autor de El Principito , pasó las temporadas de
verano allí: dicen que la habitación 51 de la parte antigua es la que eligió
para dormir.
La cama donde dormía |
¿Por qué no
pudo haber inspirado las dunas de El Principito en la dunas de Ostende?, se preguntan
optimistas los que aman estos médanos y los llevan en el corazón.
Hasta una
versión indica que fue en un papel con membrete del hotel donde el autor
escribió sus primeros textos. Por todo esto y mucho más, este año el Concejo
Deliberante de Pinamar declaró ciudadano ilustre post mórten a Antoine de
Saint-Exupéry en el centenario de su nacimiento.
´´´´´´´´´´´´´´´´
Los caminos de Saint Exupéry a su paso por Argentina
http://www.nationalgeographic.com.es/
Un
itinerario temático revela algunas de sus más extremas aventuras, los lugares
que recorrió desde el aire y su antiguo avión totalmente restaurado
"Me
encontraba en Argentina como en mi propio país, me sentía un poco vuestro
hermano y pensaba vivir largo tiempo en medio de vuestra juventud tan
generosa", escribió Saint Exupéry en una carta, después de abandonar el
país. Autor de novelas tan célebres como El principito (1943) o Vuelo nocturno
(1931), Antoine de Saint Exupéry -llamado Saintex por sus amigos- nació en Lyon
(Francia) en 1900, realizó su primer vuelo a los 11 años de edad y el 31 de julio de 19 44
desapareció misteriosamente en un vuelo sobre el mar Mediterráneo, cerca de la
costa de Marsella.
El
escritor francés viajó por primera vez a Argentina a finales de los años 20,
donde fue fundador y primer piloto de la Aeroposta Argentina, la primera
compañía de aviación del país, que hace poco menos de un siglo se dedicaba
fundamentalmente al transporte de correspondencia y en menor medida al de pasajeros.
Saint Exupéry descubrió inhóspitos lugares del territorio que cautivaron su
atención. La Cordillera de los Andes, los bosques, la estepa, los valles y las
costas patagónicas fueron su gran pasión. En Buenos Aires escribió una de sus
novelas, conoció a su gran amor y terminó con el aislamiento que padecían
numerosos pueblos sureños. Llegó hasta el Fin del Mundo en la provincia de
Tierra de Fuego y unió las localidades de Bahía Blanca, Viedma, Trelew, Puerto
San Julián, Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado y Río Gallegos. Fueron más de 15
meses de aventuras y viajes a lo largo del territorio argentino.
Desde
el pasado 14 de
agosto de 2012 , un itinerario temático revela algunas de sus más
extremas aventuras, los lugares que recorrió desde el aire y su antiguo avión,
totalmente restaurado, se exhibe en los hangares que la Fuerza Nacional posee
en la ciudad de Quilmes, en la provincia de Buenos Aires.
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Saint Exupéry en la Patagonia
PATAGONIA-ARGENTINA.COM
24 de Marzo de 2016
Hace
mas de 100 años, el 29
de junio de 19 00 nacía en Lyon, Francia, Antoine de Saint Exupéry.
El célebre autor de El Principito, estaba destinado a crear lazos de afecto,
inspiración y amor con la Argentina, y en particular con nuestra Patagonia.
Saint
Exupéry es uno de los escritores y viajeros famosos que han recorrido y
reflejado en su obra esta porción del continente americano. Queremos recordar
una pequeña porción de su vida, la que lo liga a esta región, tan lejana de su
Francia natal, pero tan cercana en sus afectos, sus cartas y sus libros.
Saint
Exupéry llegó a la Argentina el 12 de octubre de 19 29, junto con Jean Mermoz y
Guillaumet, sus compañeros en la aviación. Fue el fundador y primer piloto de
la Aeroposta
Argentina,
la primera compañía de aviación del país. Esta línea estaba dedicada
fundamentalmente al transporte de correspondencia, el negocio de la época,
aunque también llevaba, esporádicamente, pasajeros. El primer vuelo se realizó
el 20 de octubre
de 19 29, entre Buenos Aires y Comodoro Rivadavia. Las escalas
fueron en San Antonio Oeste, cuyo Aeródromo lleva hoy el nombre de Saint
Exupéry, y Trelew, donde se cuenta que nuestro piloto recogió una foca.
Saint
ExupéryLa impresión que le causaron los paisajes patagónicos aparece plasmada
en su correspondencia. Leemos lo que escribe en una carta a su madre,
intentando describir estos lugares desde el cielo:
Saint
Exupéry a bordo“¡Qué bello país y cómo es de extraordinaria la Cordillera de
los Andes! Me encontré a 6500
metros de altitud, en el nacimiento de una tormenta de
nieve. Todos los picos lanzaban nieve como volcanes y me parecía que toda la
montaña comenzaba a hervir…”
Sus
funciones no se limitaban a los vuelos comerciales sino que también efectuó
vuelos de reconocimiento, rondas de inspección y raids hasta Tierra del Fuego.
Muchos de estos vuelos cotidianos, de 18 horas de duración, se realizaban de
noche, lo que lo inspiró para comenzar a escribir, entre dos misiones, “un
libro sobre el vuelo de noche”, el que será finalmente Vuelo Nocturno,
publicado a su regreso en Francia, en 1931.
Saint
Exupéry y su compañero
En junio de 1930 se perdió en la cordillera su compañero Guillaumet, durante una tormenta. Por días y días, Saint Exupéry sobrevoló los Andes buscándolo o buscando alguna señal de él. Nadie quería acompañarlo en una excursión por tierra, ya que la sabiduría de los baqueanos dice que los Andes, en invierno, no devuelven a los hombres. Escribe, entonces, en una carta imaginaria a su amigo, que luego formará parte de su libro Tierra de Hombres:
En junio de 1930 se perdió en la cordillera su compañero Guillaumet, durante una tormenta. Por días y días, Saint Exupéry sobrevoló los Andes buscándolo o buscando alguna señal de él. Nadie quería acompañarlo en una excursión por tierra, ya que la sabiduría de los baqueanos dice que los Andes, en invierno, no devuelven a los hombres. Escribe, entonces, en una carta imaginaria a su amigo, que luego formará parte de su libro Tierra de Hombres:
“…Y
cuando de nuevo me deslizaba entre los muros de los pilares gigantes de los
Andes, me parecía que ya no te buscaba, sino que velaba tu cuerpo en silencio,
dentro de una catedral de nieve…”
Increíblemente,
después de cinco días de errar, el piloto fue encontrado sano y salvo. La
historia de su travesía heroica en la cordillera, escuchada tantas veces por
Saint Exupéry, está contada con lujo de detalles y poesía, en el mismo libro
que mencionamos, Tierra de Hombres.
Isla
de los Pájaros
En enero de 1931, después de quince meses de estadía en nuestro país, volvió a Francia. Su propósito, en principio era simplemente tomarse unas vacaciones, las que serían aprovechadas para casarse con una joven, Consuelo Suncin, que le había sido presentada en Buenos Aires. Estando en Europa, la compañía Aeropostal Argentina se declaró en quiebra y Saint Exupéry ya no volvería a la Argentina.
En enero de 1931, después de quince meses de estadía en nuestro país, volvió a Francia. Su propósito, en principio era simplemente tomarse unas vacaciones, las que serían aprovechadas para casarse con una joven, Consuelo Suncin, que le había sido presentada en Buenos Aires. Estando en Europa, la compañía Aeropostal Argentina se declaró en quiebra y Saint Exupéry ya no volvería a la Argentina.
En
1943 escribiría su obra corta más conocida: El Principito, donde una de sus
ilustraciones sobre una boa que traga un elefante tendría un parecido bastante
particular con la silueta de la Isla de los Pájaros…
Su
novela Vol de Nuit (Vuelo nocturno), que habla sobre los inicios del Servicio
Postal Aéreo Sudamericano, fue llevada la pantalla grande por la compañía Metro
Goldwym Meyer.
Su
avión
Un
avión modelo Laté 25El Laté 25, el avión utilizado por Antonio de Saint Exupéry
en la Aeropostal Argentina, llegó a nuestro país en 1929, piloteado por el
propio Saint Exupéry, a pedido de Jean Mermoz. Después de casi cuarenta años de
abandono, ha sido restaurado, a principios de este año, respetando, en la
medida de lo posible, los materiales originales de su construcción. Fue
presentado en el mes de abril en los hangares de la Fuerza Aérea de la ciudad
de Quilmes, Provincia de Buenos Aires, y allí se encuentra expuesto al público
en general.
Este
avión es un monoplano que podía transportar una tonelada de mercadería y
recorrer una media de 5.000
km . sin dificultades. Puede servirnos como ejemplo del
adelanto técnico que representaba para la época el saber que unía Buenos Aires
con Comodoro Rivadavia a una velocidad promedio de 174 km/h .
El
avión de Saint Exupéry antes de ser restaurado.
Entre las travesías más importantes que lo tuvieron como protagonista figura la inauguración de la ruta Bahía Blanca-Río Gallegos, dos ciudades que hasta entonces sólo podían unirse por mar.
Entre las travesías más importantes que lo tuvieron como protagonista figura la inauguración de la ruta Bahía Blanca-Río Gallegos, dos ciudades que hasta entonces sólo podían unirse por mar.
Para
terminar, sólo podemos añadir una frase de Jean Canesi, un autor francés que
está de acuerdo con los comentaristas que dicen que fue en la Patagonia donde
Saint Exupéry concibió el personaje de El Principito:
“En
realidad no sería nada sorprendente, pues en esta región primitiva es muy fácil
dormirse a mil leguas de cualquier lugar habitado, en el polvo, entre las
manadas de ovejas y despertarse una mañana con una vocecita que nos dice “Por
favor, ¡dibújame una Patagonia!”
Para
Patagonia-Argentina.com, Marita Alasio.
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El autor de “El Principito” en Argentina
domingo, 6 de marzo de 2016
Julián Centeya, el hombre gris de Buenos Aires
Manuel Adet
Se dice que
el poeta César Tiempo lo bautizó con el color gris. Para los neófitos, la
grisura no tenía que ver con la mediocridad o el conformismo sino con la
lluvia, la madrugada, la caída del crepúsculo contemplada desde algún cafetín y
la soledad, esa soledad íntima, una soledad que es algo más que no estar
acompañado por alguien.
Centeya no
nació en Buenos Aires, pero se hizo porteño. Porteño de Boedo, su barrio del
alma. Un Boedo que no empezaba en Rivadavia sino que nacía en avenida
Independencia, cruzaba San Juan y moría en Puente Alsina, después de atravesar
Chiclana. Murió un 26 de julio en su Buenos Aires querido. La fecha es la misma
que la de Roberto Arlt y Evita. Las compañías no le deben haber disgustado.
“¿Se nos fue o sólo se fueron sus huesos, sus angustias y sus arrugas?”, se
pregunta uno de sus biógrafos.
Hoy podemos
disfrutar de sus poemas recitados por él mismo, de su figura sobria, ascética y
tanguera, de su gesto severo y recto, de ese tono de voz algo ronco, algo
aguardentoso, inevitablemente tanguero. Hoy es un personaje de antología, pero
hay que ser muy tanguero para recordarlo, mantener con el tango y su paisaje
una relación especial, única.
Sus poemas
circulan en ediciones viejas, en libros ajados. No hace mucho Norberto Galasso
lo honró escribiendo su biografía, pero quienes lo conocieron aseguran que lo
más valioso de Centeya no eran sus escritos, sino su charlas, sus charlas
alrededor de una mesa de café, en la barra de algún cafetín o caminando por la
calle una noche de garúa, cuando todo alrededor parece desplazarse con la
morosidad de los sueños.
Entonces era un placer o una lección de vida disfrutar
del tono de su voz, de su manera de concebir la vida, de su impenitente bohemia
de porteño solitario y perdedor.
Julián
Centeya nació en la localidad italiana de Borgotaro, provincia de Parma, el 15 de octubre de 19 10.
Siempre recordó con afecto a su pueblo natal y a sus paisanos más célebres:
Giuseppe Verdi y Arturo Toscanini. Su padre, “el tano laburante” del poema “Mi
viejo”, se llamaba Carlos, Carlos Vergiati. Y era redactor del diario
socialista “Avanti” dirigido por Benito Mussolini, cuando Mussolini era
socialista y no fascista. “Verlo a mi viejo, un tano laburante/ que la cinchó
parejo, limpio y claro/ y minga como yo, un atorrante/ que la va de sover y se
hacer el raro”.
Su madre se
llamaba Amelia. Después estaban sus dos hermanas y el perro, “Cri cri”. A él,
el único hijo varón, lo bautizaron como Amleto (en homenaje a Hamlet) Enrique.
Amleto Enrique Vergiati. Cuando empezaron los problemas políticos la familia se
trasladó a Génova, y cuando la convivencia con el fascismo se hizo insoportable
emigraron para la Argentina. Lo dice en el poema de homenaje a padre : “Vino en
el Comte Rosso, fue un espiro/ tres hijos, la mujer, a más un perro/ como un
tungo tenaz la fue de tiro/ todas se las aguantó, hasta el destierro”.
Los
Vergiati llegaron a Puerto Nuevo y de allí se trasladaron a San Francisco. Don
Carlos se ganaba la vida como carpintero porque ya no podía hacerlo como
periodista. “Mi viejo carpintero era grandote/ y un cuore chiquilín, siempre en
la vía/ su vida no fue más que un despelote/ y un poco, claro está, por culpa
mía”.
En algún
momento los Vergiati se fueron a vivir a Buenos Aires. Parque Patricios fue su
primer destino. Allí estudió en el Colegio Abraham Luppi. Los estudios
secundarios los inició en el Nacional Rivadavia ubicado en avenida Entre Ríos y
Chile. Duró hasta tercer año.
Después su universidad fue la calle, los
bodegones rasposos, las pensiones de mala muerte, las redacciones de diarios y
revistas que publicaban uno o dos números y luego cerraban perseguidos por los
acreedores.
Para ese
tiempo Boedo empezaba a ser su barrio. El barrio de sus recorridas y sus
inspiraciones poéticas. Chamuyar en lunfardo, vivir como un tanguero y
frecuentar los ambientes de la noche no se compadecen con el apellido Vergiati.
Primero se llamó Enrique Alvarado y con ese nombre firmó su libro de poemas “Enfermería
San Jaime”, un curioso y sugestivo reconocimiento al jazz y al clásico del
género “Sain’t James infirmery”.
Uno de sus poemas, tal vez el más célebre, se
llama precisamente, “Sigo pensando en vos, negro”, un honrado homenaje a Louis
Armstrong.
Para esos
años se casó con Elena Goriza Vuattone, la hermana de Nelly Omar. El matrimonio
duró lo que un suspiro. Vivir con Centeya no debe haber sido fácil para ninguna
mujer. La bohemia, el cafetín, la noche, la mesa de amigos hasta la madrugada,
las charlas interminables en las redacciones de los diarios y revistas no se
compadecen con el matrimonio.
Según se sabe nunca reincidió.
Los libros
publicados ya con el nombre de Julián Centeya fueron “La musa mistonga”,
editado en 1964; “La musa de barro” que fue presentado por la escritora Martha
Lynch y “La musa maleva” que salió a la calle en 1978, cuando él ya hacía
cuatro años que estaba muerto. Son poemas que no merecerían calificarse de
lunfardos, más allá de que el lunfardo esté presente. En 1971 publicó su única
novela : “El vaciadero”.
Centeya
pertenece por filiación literaria a la escuela de Boedo, pero no sería correcto
encuadrar a un personaje jae como él en una determinada escuela o tradición.
Otros críticos han intentado relacionarlo con Carlos de la Púa, el “Malevo
Muñoz”, autor de la famosa “Crencha engrasada”. Puede que la relación sea
legítima porque los dos amaban a la ciudad y al tango, pero desde el punto de
vista literario no nos dice nada.
Curiosamente,
un tipo que parecía vivir en la calle, escribió mucho y trabajó mucho. Fue
redactor de “Crítica “ y “El Mundo”. En Radio Colonia condujo el programa “En
una esquina cualquiera” y en Radio Argentina condujo “Desde una esquina del
tiempo”. A mediados de los sesenta llegó a la televisión: “Tarde... ahora que
estoy flaco y fulero”, dijo a modo de presentación. En la radio y la televisión
glosaba, como se decía entonces, las letras de los tangos. Su voz era una marca
registrada. Y una garantía.
Escribió
algunos tangos que merecen recordarse. En 1942 nació “Claudinette” musicalizado
por Enrique Delfino y que Héctor Mauré grabó en julio de 1959. “Ausencia de tus
manos en mis manos, ausencia de tu voz que ya no está...”. Es muy bueno, es un
poema refinado, que evoca los mejores poemas de Homero Expósito. En 1944
escribió “La vi llegar”, con música de Enrique Francini. El tango fue grabado
en el sello Odeón por la orquesta de Miguel Caló y ese gran cantor que fue Raúl
Iriarte, en abril de 1944. “La vi llegar, caricia de su mano breve. La vi
llegar....¡alondra que azotó la nieve...”. De la “Milonga a Julián Centeya” hay
una muy buena versión de Alberto Podestá. Tres tangos famosos, los dos primeros
de excelente factura poética.
Después
menudearon las presentaciones recitando poemas. De él y de otros. “Cortada de
Carabelas” de Carlos de la Pua o “Ramayón” de Homero Manzi son piezas
antológicas que todo tanguero debe saber escuchar. No es fácil dar con sus
libros, pero sus poemas se han reeditado y están en las disquerías. No en
todas, pero están. Hay que escucharlo hablar a Centeya, escucharlo a hablar
para saber cómo hablaba un hombre de la noche, un caminante de la ciudad. O un
guapo de aquellos años.
Centeya se
fue “una noche de descuido” de 1974. Estaba solo. Mejor dicho, la única
compañía era el médico. A él le dirigió las últimas palabras. “Tordo: a usted
que lo aprecio tanto, le dejo el triste recuerdo de ser el último que apretó mi
mano. Gracias y perdón”.
El Litoral.com 06’08’2011
Etiquetas:
el hombre gris de Buenos A,
Julián Centeya
sábado, 6 de febrero de 2016
Borges entre señoras
TRIBUNA:LA CUARTA PÁGINA. PIEDRA DE TOQUE. EL PAÍS Madrid.
El escritor argentino
colaboró en los años treinta con una revista femenina bonaerense, El Hogar, con
magníficas críticas literarias. Tusquets publicó en 1986 una antología soberbia
MARIO VARGAS LLOSA 14 AGO 2011
Entre 1936 y 1939 Borges tuvo a su cargo la
sección de libros y autores extranjeros de El Hogar, un semanario bonaerense
dedicado principalmente a las amas de casa y la familia. Emir Rodríguez Monegal
y Enrique Sacerio-Garí reunieron una amplia antología de estos textos que
publicó Tusquets en 1986 con el título Textos cautivos. Ensayos y reseñas en
'El Hogar' (1936-1939).
No conocía este libro y acabo de leerlo, en
Mallorca, donde Borges, en cierto modo, hizo su vela de armas literaria poco
después de terminar sus estudios escolares, en Ginebra. Aquí escribió versos
vanguardistas, firmó manifiestos, se vinculó a un grupo de poetas y escritores
jóvenes de la isla, en una actividad intelectual intensa pero que poco dejaba
adivinar de la trayectoria que tomaría su obra posterior. No sé por qué me
había hecho la idea de que sus notas y artículos en El Hogar, serían, como
aquellos escritos mallorquines de su juventud, testimonios de una prehistoria
literaria sin mayor vuelo, meros antecedentes de la futura obra genial.
Son textos en los que el autor se desnuda
de cuerpo entero. Muestra sus fobias, filias, anhelos
Escribe como si se dirigiera a los más
exquisitos lectores de la tierra. De igual a igual
Veinte Borges a escena
Me llevé una gran sorpresa. Son mucho más
que eso. No sé si la selección, que parece haber sido hecha sobre todo por
Sacerio-Garí -el libro apareció cuando Rodríguez Monegal había fallecido-,
eliminó todos los textos de mera circunstancia y poca significación, pero la
verdad es que esta antología es soberbia. Revela a un escritor dueño de un
estilo cuajado y propio, enormemente culto, con un punto de vista que le
permite opinar sobre poesía, novela, filosofía, historia, religión, autores
clásicos y modernos y libros escritos en diversos idiomas, con absoluta
desenvoltura y, a menudo, notable originalidad. Un colaborador que semanalmente
comentara la actualidad literaria mundial con la lucidez, el rigor, la
información y la elegancia con que lo hacía Borges en El Hogar, hubiera dado un
gran prestigio a las más exigentes publicaciones intelectuales de los
considerados entonces los ejes culturales de la época, como París, Londres y
Nueva York. Que estos textos aparecieran en una revista porteña dedicada a las
amas de casa dice mucho sobre la probidad con que su autor encaraba su
vocación, y, también, desde luego, sobre los altos niveles culturales que lucía
la Argentina de aquellos años.
Una de las rarezas de estos textos es que
Borges se ha leído de principio a fin los textos que reseña, se trate de la
voluminosa traducción de Las mil y una noches de sir Richard Burton, los
ensayos sobre la mitología primitiva de sir James George Frazer o las novelas
de Faulkner, Heming-way, Huxley, Wells y Virginia Wolf. Todo lo analiza y
comenta con la seguridad que solo confiere el conocimiento. Cuando la oscuridad
del libro es más fuerte que él, como le ocurre con el Finnegans Wake de James
Joyce, lo confiesa y explica las posibles razones de su fracaso de lector. No
hay uno solo de estos comentarios que dé la impresión de haber sido elaborado
de cualquier manera, para cumplir, sin dar mayor importancia a un trabajo que
sabía pasajero, superficial y olvidable. Nada de eso. Incluso las pequeñas
notitas de pocas frases que aparecían a veces al pie de su página bajo el rubro
De la vida literaria son una delicia de leer, por su ironía, su gracia y su
inteligencia.
En los años en que colabora en El Hogar
Borges publica ya un libro importante, Historia universal de la infamia, pero
todavía no ha escrito ninguno de sus grandes cuentos, poemas o ensayos a los
que deberá luego su fama. Sin embargo, ya había en él un talento fuera de lo
común para leer y opinar sobre lo que leía, y una visión del mundo, de la
cultura, la condición humana, del arte de inventar ficciones y de escribirlas
que dan a todos estos textos un denominador común, de partes de un todo
compacto. Lo primero que resalta en ellos es la curiosidad universal que guía
sus lecturas, la de un lector que es ciudadano del mundo, pues se mueve con la
misma soltura leyendo a Paul Valéry en francés, a Benedetto Croce en italiano,
a Alfred Döblin en alemán y a T. S. Eliot en inglés. Y, lo segundo, la claridad
y la fuerza persuasiva de una prosa donde hay casi tantas ideas como palabras y
un esfuerzo permanente para no decir nada que no sea absolutamente
indispensable respecto a lo que se propone decir. Cuentan que Raimundo Lida, en
sus clases de Harvard, recordaba siempre a sus alumnos: "Los adjetivos se
han hecho para no usarlos". Borges es famoso por sus adverbios y adjetivos
("Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche"), pero, justamente,
lo es porque nunca abusa de ellos, porque estallan de pronto en sus frases como
una aparición insólita y espectacular, que redondea una idea, abre una inesperada
dimensión a la anécdota, trastorna y desbarajusta lo que hasta entonces parecía
la dirección de un argumento. La riqueza de estas reseñas, comentarios o
microbiografías está en la precisión y concisión con que fueron escritas: nunca
parece faltar ni sobrar nada en ellas, todas gozan de aquella autosuficiencia
que tienen los buenos poemas y las mejores novelas.
A veces, un párrafo de pocas frases le
basta a Borges para resumir el juicio que le merece toda la vasta obra de un
autor, como Samuel Taylor Coleridge: "Más de 500 apretadas páginas llenan
su obra poética; de ese fárrago solo es perdurable (pero gloriosamente) el casi
milagroso Ancient Mariner. Lo demás es intratable, ilegible. Algo similar
acontece con los muchos volúmenes de su prosa. Forman un caos de intuiciones
geniales, de platitudes, de sofismas, de moralidades ingenuas, de inepcias y de
plagios". La opinión es muy severa y acaso injusta. Pero, no hay duda,
quien la formula de ese modo sabe lo que dice y por qué lo dice.
A veces, en los perfiles biográficos, hay
verdaderas maravillas descriptivas, como este boceto físico del historiador
Lytton Strachey: "Era alto, demacrado, casi abstracto, con el fino rostro
emboscado detrás de los atentos anteojos y de la rojiza barba rabínica. Para
mayor recato, era afónico". No es raro que un elogio vaya acompañado de un
mandoble letal, como en esta frase en la que, luego de alabar dos novelas de
Lion Feuchtwanger -El judío Süss y La duquesa fea- añade: "Son novelas
históricas, pero nada tienen que ver con el laborioso arcaísmo y con el
opresivo bric-à-brac que hace intolerable ese género".
No hay en el Borges que escribe estos
sueltos y artículos la menor concesión hacia el público de una revista que no
era ni especializado en literatura ni, en su gran mayoría, lo suficientemente
culto como para poder apreciar en todo su valor las opiniones y elogios o
admoniciones de que estaban impregnados sus artículos. Escribe como si se
dirigiera a los más exquisitos y refinados lectores de la tierra, dando por
supuesto que todos lo entenderían y aprobarían o desaprobarían sus juicios de
igual a igual. Y, pese a ello, no hay en estas páginas arrogancia ni
pedantería, esos desplantes detrás de los cuales se disimulan casi siempre la
ignorancia y la vanidad. Son textos en los que, a pesar de su brevedad, el
autor se juega a fondo, desnudándose de cuerpo entero, mostrando sus manías,
fobias, filias, anhelos íntimos. Los autores que frecuentará toda su vida con
admiración y lealtad desfilan por sus páginas, Schopenhauer, Chesterton,
Stevenson, Kipling, Poe, los cuentos de Las mil y una noches, así como su
debilidad por el género policial, a muchos de cuyos cultores, Chesterton,
Ellery Queen, Dorothy L. Sayers y Georges Simenon, dedica artículos. Temas
recurrentes de sus ficciones y ensayos, como el tiempo y la eternidad, asoman
en las observaciones que consagra a la obra de teatro de J. B. Priestley El
tiempo y los Conways y a Un experimento con el tiempo de J. W. Dunne, a quien
dedicaría también en otra ocasión un largo ensayo. Y, por supuesto, la
fascinación que ejerció siempre sobre él la literatura oriental está presente
en los comentarios a libros chinos como Historia de la orilla del agua, una
antología de cuentos fantásticos y folclóricos de ese país hecha por Wolfram
Eberhard y la japonesa The Tale of Genji de Murasaki Shikibu.
Textos cautivos constituye un magnífico
panorama de lo que era la actualidad literaria de fines de los años treinta en
el mundo occidental, época de una fulgurante creatividad en todos los géneros, la
de Eliot, Joyce, Breton, Faulkner, Wolf, Mann, en la que la experimentación
formal, la revisión del pasado reciente y clásico, las polémicas sociopolíticas
y culturales trazaban una frontera entre dos épocas. Es fascinante que acaso
nadie dejara un testimonio más agudo y sutil de toda la efervescencia de ideas,
formas y creaciones literarias de aquellos años, que un (todavía) oscuro
escribidor de los confines del mundo, en la página semanal que llenaba en una
revista de amenidades concebida para hacer más llevadera la rutina de las amas
de casa.
© Derechos mundiales de prensa en todas las
lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2011. © Mario Vargas Llosa, 2011.
sábado, 2 de enero de 2016
ALMAFUERTE
Juan Yáñez
Poeta se nace, no se hace, parece decir Pedro Bonifacio Palacios, aquel que adoptara como pseudónimo: Almafuerte. Un autodidacta que se formara en el medio rural y allí en ese entorno agreste y primitivo fue maestro, vocación que lo llevara al hacer en cualquier rancho una escuelita y enseñar las primeras letras a niños y adultos con una profunda ternura que brotaba de un alma combativa y agreste.
Fue el poeta un amante de todo aquello que encuadrara dentro la humildad más tenaz donde solo tiene cabida la esencial sencillez, ignorando toda solemnidad o protocolo.
Su producción poética luce espontánea y muchas veces ruda o defectuosa, característica de un bregador del verso, precisamente nos parece que al no disponer de alguna palabra adecuada para un verso, apela a sus propios recursos de una sensibilidad poética que asombra por su naturalidad expresiva.
Alguien dijo acertadamente de Almafuerte que encuadra su expresión en la voz de un poeta que se considera un <“profeta” -de los humildes y humillados-, que habla como un predicador cristiano de la caridad, la moral y el humanitarismo>
El estudio de su obra poética es imposible ubicarlo como romántico o modernista. El pesimismo, el inconformismo , su ira y frustración se transluce a a través de sus mejores poemas. Entre ellos “El Cantar de los Cantares”, “La Sombra de la Patria”. “Jesús”, “Dios te salve”, “El Misionero”, "Avanti"
En toda su obra el tema central es el hombre, su relación con Dios, su humanidad y el universo todo.
Podemos decir y sin la menor intención de humillar, porque cultura es la expresión de los pueblos, y es correcto no ocultar aquello que es fidedigno. Esencialmente su vocabulario, su estilo y su temática está dirigidas a la plebe , que él mismo denomina “la recua vil sudorosa”.
Nuestro poeta había nacido en 1854, en San Justo, Pcia. De Buenos Aires, y muere en La Plata en 1917.
*(Borges tiene palabras de reconocimiento para Almafuerte) .
*
*(Borges tiene palabras de reconocimiento para Almafuerte) .
*
Jorge Luis Borges habla sobre el poeta Almafuerte
2013
Resumen
El escritor se refiere al poeta Pedro Bonifacio Palacios Almafuerte, su persona y su obra. Describe la época en la que escribió, su mirada del mundo, su "desventura de ser poeta", sus lecturas. Borges nombra a Almafuerte como el primer poeta "argentino". Jorge Luis Borges, escritor argentino (24 de agosto de 1899-14 de junio de 1986) Almafuerte, poeta argentino (13 de mayo de 1854-28 de febrero de 1917). Contenido: Testimonio de: Jorge Luís Borges sobre Almafuerte. Borges lee versos de Almafuerte. Borges lee versos de Almafuerte sobre el perdón. Borges se refiere a la poesía argentina.
Notas
Ciclo: Archivo de la Palabra. Grabado en el Círculo de Periodistas. Este testimonio no tiene registro sobre la fecha de grabación.
Información general
Fecha de publicación: 15 de abril de 2013
Idioma del documento: Español
Institución de origen: Radio Universidad Nacional de La Plata
Referencias geográficas: La Pampa (Argentina)
Extensión: 00:40:56
Materias: Humanidades ; Letras
Descriptores: Literatura; Poesia
Palabras clave: recuerdos; Evaristo Carriego; poesía argentina; venganza y fracaso; ateísmo;Almafuerte
¡AVANTI!
Pedro B. Palacios - Almafuerte
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte . . .
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!
¡PIU AVANTI!
No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
¡MOLTO PIU AVANTI!
Los que vierten sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas
para limar las de los otros antes;
Los que van por el mundo delirantes
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos,... ¡sobrantes!
¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
¡nunca sigas impulsos compasivos!
¡ten los garfios del Odio siempre activos
los ojos del juez siempre despiertos!
¡Y al echarte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!
¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA!
El mundo miserable es un estrado
donde todo es estólido y fingido,
donde cada anfitrión guarda escondido
su verdadero ser, tras el tocado:
No digas tu verdad ni al mas amado,
no demuestres temor ni al mas temido,
no creas que jamás te hayan querido
por mas besos de amor que te hayan dado.
Mira como la nieve se deslíe
sin que apostrofe al sol su labio yerto,
cómo ansía las nubes el desierto
sin que a ninguno su ansiedad confíe...
¡Trema como el infierno, pero rie!
¡Vive la vida plena, pero muerto!
¡MOLTISSIMO PIU AVANTI ANCORA!
Si en vez de las estúpidas panteras
y los férreos estúpidos leones,
encerrasen dos flacos mocetones
en esa frágil cárcel de las fieras,
No habrían de yacer noches enteras
en el blando pajar de sus colchones,
sin esperanzas ya, sin reacciones
lo mismo que dos plácidos horteras;
Cual Napoleones pensativos, graves,
no como el tigre sanguinario y maula,
escrutarían palmo a palmo su aula,
buscando las rendijas, no las llaves...
¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
a escrutar las rendijas de tu jaula!
VERA VIOLETA
En pos de su nivel se lanza el río
por el gran desnivel de los breñales;
el aire es vendaval, y hay vendavales
por la ley del no fin, del no vacío;
la más hermosa espiga del estío
ni sueña con el pan en los trigales;
el más dulce panal de los panales
no declaró jamás: yo no soy mío.
Y el sol, el padre sol, el raudo foco
que fomenta la vida en la Natura,
por calentar los polos no se apura,
ni se desvía un ápice tampoco:
¡Todo lo alcanzarás, solemne loco,
siempre que lo permita tu estatura!
LA YAPA
Como una sola estrella no es el cielo,
ni una gota que salta, el Océano,
ni una falange rígida, la mano,
ni una brizna de paja, el santo suelo:
tu gimnasia de cárcel, no es el vuelo,
el sublime tramonto soberano,
ni nunca podrá ser anhelo humano
tu miserable personal anhelo.
¿Qué saben de lo eterno las esferas;
de las borrascas de la mar, la gota;
de puñetazos, la falange rota;
de harina y pan, la paja de las eras?...
¡Detente, por piedad, pluma no quieras
que abandone sus armas el ilota!
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